La individualidad de la vida en el cine de Truffaut


“Vi mis primeras películas como un furtivo: escapando de la escuela y colándome en los cines sin pagar”
Las películas en mi vida - François Truffaut

François Truffaut es co-creador y una de las figuras más representativas de La Nouvelle Vague, un movimiento cinematográfico que comienza en el año 1959 con la proyección de una serie de películas, entre ellas Los 400 golpes de Truffaut, que se salían por completo de lo que solía ser el cine francés en aquella época, es entonces una reacción tardía en contra del cinéma de qualité, un cine con temas pretenciosos e historias poco creíbles. Truffaut escribe en su artículo Una cierta tendencia del cine francés que: “Se advierte que el público prefiere quizás los pequeños e ingenuos films extranjeros que les muestran a los hombres «tal como deberían ser»” Pero ¿qué tenía que transmitir una película para François Truffaut? ¿A qué temas recurría en su cinematografía? 

Además de director, Truffaut también fue actor y crítico de cine, publicando sus escritos en la importante revista Cahiers du Cinéma junto con otros miembros del movimiento. Allí era común encontrar elogios a directores de Hollywood como Howard Hawks, John Ford o Alfred Hitchcock, por quien Truffaut sentía especial admiración al punto de escribir “El cine según Hitchcock”, debido a que buscaban entretener con temas simples sin un significado profundo detrás, punto muy aclamado por La Nouvelle Vague y que influye muchos en ellos. Igualmente le heredan aspectos técnicos a los Neorrealistas, como los rodajes fuera de estudios, la utilización de luz natural, los no decorados, la voz off y otros elementos que les ayudan a mostrar la veracidad exterior de sus obras y a disminuir costos. Así Truffaut llega al concepto de “Cine de autor” en el que se antepone la libertad creativa a cualquier otro aspecto comercial ya que para él, la figura de mayor importancia en la creación artística es el realizador.

Las películas de Truffaut están muy relacionadas a su vida, así como el cine en sí mismo, es una parte esencial de él. Desde muy pequeño Truffaut entró al mundo de las películas escapando de la escuela y colándose a las funciones. Fue apadrinado por el reconocido crítico de cine André Bazin y era gran amigo de futuros cineastas que crecerían profesionalmente a su lado. Dentro de sus películas articula temas que son muy importantes en su vida, como los niños y su mundo, el amor al cine y a las mujeres, los descubrimientos en la adolescencia, la dificultad de amar, su gusto hacia los libros y en general su biografía. A pesar de haber trabajado muchas historias en sus films, Truffaut tenía un estilo propio muy marcado empezando porque “escribía” con la cámara dotándola de personalidad propia a la hora de narrar, hacía que esta fuera casi un personaje más basándose en el concepto de Cámera Stylo de Alexandre Astruc, como por ejemplo en Jules y Jim (Truffaut, Jules et Jim, 1962) que está cargada de muchos movimientos de cámara y seguimientos a los personajes. Otras características propias de su estilo que se dan en la dramaturgia de sus film son: “la sensibilidad, la ternura, y la comprensión en relación con sus personajes, la espontaneidad del estilo narrativo, el humor y la ironía” (realidad y fantasía). Este importante director le dedicaba toda la historia a un grupo selecto de personas y las situaciones sucedían alrededor de un único personaje principal, no le interesaba hablar sobre grandes sucesos como la guerra, sino que hacía historias muy intimistas que tenían por centro las emociones del protagonista.

Me gustaría destacar especialmente su saga de Antoine Doinel, quien es un personaje ficticio y alter ego del propio Truffaut interpretado por Jean-Pierre Léaud, pero el director no sólo se limita a repetir el personaje en sus películas, sino que representa de forma cronológica aspectos clave de su biografía a medida que el actor crece durante cinco films. “A sus 18 primaveras, el futuro realizador aún arrastra las secuelas de una infancia tan desgraciada como la de Antoine Doinel, su álter ego ante la cámara” (Memba, 2009, p.36). Truffaut encontró a Léaud para su primera película Los cuatrocientos golpes, que empezó rodar en 1958 cuando contaba con 27 años. Ese año muere su maestro André Bazin a quien le dedica el film. Léaud, que en esa época tenía 14 años, fue seleccionado para el papel por las semejanzas físicas que compartía con el director y por haber tenido infancias similares. “El personaje creado, Antoine Doinel, fue siempre el mismo: idealista, impulsivo, generoso, ingenuo, atolondrado, inestable, torpe y finalmente frustrado, pero a cada edad se manifestó en contextos distintos y con matices propios de su evolución biológica y social.” (Gubern, 2002, p.399) Esta primera película de Truffaut está llena de referencias autobiográficas representadas, principalmente, en la vida familiar de Doinel y en el colegio para niños difíciles al que es llevado. A demás podemos ver como Truffaut vuelve a su personaje un cinéfilo en la escena en la que va al cine con su amigo y cuando, posteriormente, roban un poster de Harriett Aderson en Sommaren med Monika (1953), una película de Ignar Bergman. Con esta película Truffaut gana en Cannes el premio a mejor director en 1959.

Este ciclo de películas con Léaud continúa con un sketch en la película El amor a los veinte años (1962), luego a los 23 años del actor con Besos robados (Truffaut, Baisers volés 1968), pasando por Domicilio conyugal (Truffaut, Domicile conjugal 1970) y finalmente termina con una de las ultimas película del director antes de su muerte prematura: El amor en fuga (Truffaut, L’Amour en faite 1979).


En este conjunto de películas semiautobiográficas Doinel muestra las inseguridades y problemas del director, recordándole al espectador que todas las etapas de la vida son difíciles e indaga en el interior y las emociones del personaje pero lo hace de una forma que no resulta recargada, ni muy dramática, sino divertida y muy amena de ver.

Casi como si intuyera su muerte en 1984, Truffaut hace un recuento de todas las vivencias de su alter ego en L’Amour en faite apoyándose en un montaje muy cuidado en el cual incorpora flashbacks de las anteriores películas para explicar el estado de inseguridad del protagonista y mostrar toda su trayectoria a lo largo de treintaicinco años. Doinel siempre fue el mismo, pero tuvo que enfrentase a problemas presentes en cada etapa y a su incapacidad de madurar y adaptarse, característica heredada del propio director. El cine de Truffaut está muy ligado a su vida y fue tan intimista que es imposible concebirlos por separado. Siempre se enfocó en la individualidad de sus protagonistas y mostró temas que lo movían a él como persona. Fue un hombre de cine que amaba el séptimo arte y la capacidad de entretener sin pretensiones. “No hay que llorar la muerte de Truffaut porque fue un hombre feliz: hizo todo lo que quiso, llegó a ser todo lo que soñó ser de niño y de adulto” (Cabrera, 1997, p.188). 










Referencias bibliográficas
Cabrera, G. (1997). Cine o Sardina . Madrid: Alfaguara.
Gubern, R. (2002). Mascaras de ficción. Barcelona : Anagrama.
Truffaut, F. (1954). Una cierta tendencia del cine francés . Cahiers du cinéma , 31.
Truffaut, F. (Director). (1959). Les quatre cents coup. París: Les Films du Carrosse.
Truffaut, F. (Director). (1962) Jules et Jim. Francia: Les Films du Carrosse.
Truffaut, F. (Director). (1979). L’Amour en faite. París: Les Films du Carrosse.
Ulrich, G. (1978). Realidad o fantasía o: El surgimiento de las contradicciones. En Truffaut (p. 7-57). Buenos Aires : Kyrios.

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